Sobre la naturaleza competitiva del ser humano.
Viendo a los niños dejandose la piel por ganar una carrera...
Desde niños competimos por el mejor juguete de la guardería,
crecemos , competimos por tener la nota más alta de la clase, la novia más guapa,
el sueldo más alto y la vida más asquerosamente perfecta.
Es esta competitividad arraigada en el ser humano, este instinto compulsivo
que no empuja a competir con los demás, el que nos hace superarnos, crecer,
superarnos en cualquier cosa que nos propongamos. Es este instinto el que
conlleva al desarrollo, el que nos impulsa a descubrir y experimentar, a llevar a cabo
proyectos descabellados y lograr imposibles.
Vivir es competir.
Aprender a vivir es aprender que la verdadera competición es contra uno mismo.
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